De visita en Roma, observamos ensimismados el Arco de Triunfo de Vespasiano

















Hace poco jugamos la batalla del Asedio de Jerusalen por Vespasiano, en el primer asalto los judios 
resistieron, pero en el segundo asalto la ciudad cayó y los romanos entraron a sangre y fuego y
despojaron de sus tesoros el templo.

En uno de los laterales del arco los legionarios portan los tesoros del templo de Jerusalen.


















En el otro lateral del arco Vespasiano pasea su triunfo en Roma.




















Vista del Arco desde la Via sagrada en el Foro.


















Con las riquezas del templo, Vespasiano acometió una de las mayores
obras públicas de Roma, el Coliseo...

Estandartes y simbolos de las tropas de constantino en la batalla del Puente Milvio














La Batalla del Puente Milvio en la Wikipedia

Se conoce como la Batalla del Puente Milvio al enfrentamiento militar que tuvo lugar el 28 de octubre de 312 entre los ejércitos de los emperadores Constantino I y Majencio. La victoria del primero derivó en el fin de la tetrarquía (forma de gobierno en la que el poder lo ejercen cuatro personas conocidas como tetrarcas) y lo llevó a convertirse en la máxima autoridad de los territorios occidentales del Imperio, mientras su cuñado Licinio reinaba en las provincias orientales.
Esta batalla constituye un importante punto de inflexión en la historia del cristianismo, ya que los historiadores cristianos de esta época y posteriores, influidos por la narración de Eusebio de Cesarea, atribuyeron la victoria de Constantino a una intervención divina.

Contenido


Contexto histórico

La causa subyacente del enfrentamiento residía en las rivalidades inherentes al sistema de gobierno instituido por Diocleciano, la tetrarquía. Casi de inmediato tras la renuncia al trono de Diocleciano y Maximiano, los administradores provinciales comenzaron a disputarse el control del Imperio, por lo que se necesitaba un líder joven y fuerte para restablecer el orden. Uno de los candidatos era Constantino, quien, aunque tenía derechos dinásticos al trono por ser heredero del emperador occidental Constancio Cloro, se veía afectado por el hecho de que la tetrarquía obviaba dichos derechos al considerar que el linaje imperial no era un requisito indispensable en los emperadores. Cuando Constancio murió, el 25 de julio de 306, sus tropas proclamaron Augusto a Constantino en Eboracum (York). En Roma, el favorito a la sucesión era el heredero de Maximiano, Majencio, quien se autoproclamó emperador el 28 de octubre de ese mismo año.
C. de 312 estos dos hombres mantenían una pésima relación conocida por los ciudadanos romanos, a pesar de que eran cuñados a través del matrimonio de Constantino con Fausta, la hermana de su rival.
Los escritos de Lactancio (De mortibus persecutorum) constituyen la más importante de las fuentes contemporáneas a este acontecimiento que documentan la batalla.[1] [2] [3] [4] [5]

La batalla

En la primavera del año 312, Constantino reunió a sus tropas y decidió que sus diferencias con Majencio debían resolverse por la fuerza. Invadió fácilmente el norte de Italia y llegó a la capital a través de la Vía Flaminia a finales de octubre de ese mismo año. Sus hombres establecieron una base en la Malborghetto, cerca de la Prima Porta; en este lugar se localizan los restos de un monumento construido durante el reinado de Constantino en honor a su victoria.
Constantino esperaba que su adversario permaneciera en la capital y se dispusiera a resistir un asedio, una estrategia que este emperador había empleado ya en dos ocasiones durante las invasiones de Flavio Valerio Severo (307) y Galerio (308); asimismo, la ciudad contaba con una considerable reserva de alimentos, por lo que rendirla por hambre supondría prolongar el sitio demasiado tiempo, poniendo a Constantino en una difícil situación. Sorprendentemente, Majencio optó por salir de Roma y enfrentarse a Constantino en batalla. Las fuentes contemporáneas atribuyen esta decisión a la intervención divina (Eusebio de Cesárea y Lactancio) o a la superstición (Zósimo). Estos escritores hacen hincapié en el hecho de que el día de la batalla fue también el día del nombramiento de Constantino como emperador, lo que se consideraba un buen augurio. Por su parte, Lactancio afirma que los ciudadanos romanos apoyaban a Constantino, aunque la fiabilidad de sus escritos ha sido puesta en tela de juicio.
Majencio ordenó levantar su campamento en frente del Puente Milvio, un puente de piedra que atravesaba el Tíber conectando la Via Flaminia con la capital imperial (este puente permanece hoy en día en este mismo emplazamiento, aunque ha sido remodelado y rebautizado con los nombres de Ponte Milvo o Ponte Molle, cuya traducción es «puente suave»). La defensa de esta zona era imprescindible si Majencio pretendía mantener a su rival alejado de Roma, donde el Senado se apresuraría a votar entregar la ciudad a su adversario. Ya que había destruido parte de la estructura del puente mientras se preparaba para resistir un asedio en la capital, el emperador se vio forzado a reparar el puente y a construir otro a fin de trasladar sus tropas al otro lado del Tíber.
Al día siguiente los dos ejércitos se enfrentaron en la batalla, de la que salió victorioso el emperador Constantino I. Reconocido como un hábil comandante, forzó a las tropas de su rival a retirarse hacia el Tíber, tras lo que Majencio ordenó volver a la capital decidido a resistir allí. No obstante, la única vía de escape era cruzando el puente, donde los hombres de Constantino infligieron enormes pérdidas a sus enemigos. Mientras esto ocurría, se derrumbó el puente provisional creado al lado del Milvio, a través del cual muchos soldados estaban tratando de escapar. Muchos de los hombres que habían permanecido en las orillas del Tíber fueron capturados o asesinados. El propio Majencio falleció tras ahogarse en el río en un desesperado intento por escapar. Cuando se encontró su cuerpo, Constantino ordenó que le precediera en su entrada triunfal a la capital como prueba de que él era el único soberano de Occidente.

La visión de Constantino

Parte de la importancia de esta batalla reside en que los escritos que la relatan se ven afectados por la leyenda, la superstición y la fe. Una de estas leyendas cuenta que la noche del 27 de octubre, cuando los soldados se preparaban para la inminente batalla, Constantino tuvo una visión que lo llevó a combatir bajo la protección del Dios cristiano. No obstante, la descripción de esta visión varía en función de la fuente que la relate. Los historiadores cristianos afirmaron que esta visión consistía en la aparición de la señal de la cruz acompañada por una voz que le decía a Constantino «en este signo, conquistarás» en griego.
Lactancio afirma que la visión que tuvo Constantino la noche antes de la batalla decía que debía «delinear la marca celestial en los escudos de sus soldados».[1] El futuro emperador obedeció y marcó los escudos con el símbolo de Cristo; Lactancio describe este signo como un «staurogram», una cruz latina con su extremo superior redondeado en forma de P. A pesar de ello, no existen pruebas de que Constantino utilizara alguna vez el staurogram; de hecho, ciertos historiadores defienden que empleó la famosa chi-rho.
De Eusebio han sobrevivido dos escritos que describen la batalla. El primero de ellos consiste en un pequeño extracto de su Historia Eclesiática,que afirma que Constantino recibió ayuda divina durante la batalla, aunque no hace mención de la visión. No obstante, en su Vida de Constantino, ofrece una descripción detallada acerca de esta visión, y hace hincapié en que la había escuchado de boca del propio emperador. Conforme a este relato, Constantino y sus hombres se encontraban marchando (el historiador cristiano no especifica cual era el objetivo de los constantinianos, aunque afirma que no se encontraban en la capital) cuando el emperador levantó la vista y observó que, por encima del Sol, se alzaba una cruz luminosa con estas palabras: «Εν Τούτῳ Νίκα», cuya traducción al latín es in hoc signo vinces - «en este signo, vencerás». En ese momento Constantino no tenía claro cual era el mensaje que trataba de transmitirle esta revelación, no obstante, esa noche soñó con Cristo, que le decía que debía emplear ese signo contra sus adversarios. En este relato Eusebio describe el lábaro, el estandarte militar que usó Constantino durante el conflicto que le enfrentó a Licinio (chi-rho).
Estos dos escritos difícilmente pueden conciliarse con el resto de obras que hablan acerca de la batalla, aunque se han visto incluidos en aquellos que afirman que Constantino vio el chi-rho la noche anterior al combate. Lactancio y Eusebio coinciden en que este símbolo no estaba destinado a representar a Cristo, ya que no existen evidencias que prueben que el chi-rho era considerado una marca cristiana antes de su reinado. Este símbolo apareció por primera vez en una moneda de oro de la era constantiniana (c. 315), lo que viene a demostrar que Constantino había empezado a emplearlo por esta época, aunque no de una forma destacada. Sólo hizo un uso extensivo del chi-rho y del lábaro durante el conflicto con Licinio.
Como el Sol Invictus - el Sol Invicto, empleado frecuentemente en el labrado de monedas y monumentos constantinianos años después de esta victoria - esta visión ha sido interpretada como un fenómeno meteorológico (p. e. un halo) que podría haber sido modificada con el fin de encajar con las creencias de los seguidores cristianos del emperador.

Batalla de Constantino contra Majencio

Raphael-Constantine at Milvian Bridge.jpg
Batalla de Constantino contra Majencio
(Battaglia di Costantino contro Massenzio )
Giulio Romano, 1520-1524
Pintura al fresco • Renacimiento
×
Museos Vaticanos, Roma, Flag of the Vatican City.svg Ciudad del Vaticano
La batalla de Constantino contra Majencio o Batalla del Puente Milvio ( Pons Milvius), es un fresco en una de las habitaciones que hoy son conocidas como Stanze di Raffaello, en el Palacio Apostólico en el Vaticano. Se ubica en la Sala di Costantino («Sala de Constantino»). Fue ejecutado por Giulio Romano y otros ayudantes del artista renacentista italiano Rafael, que murió en 1520. Lo más probable es que, como la Visión de la cruz, se pintara siguiendo un dibujo o proyecto de Rafael, entre los años 1520 y 1524.
Después de la muerte del maestro, Giulio Romano trabajó junto a otros miembros del taller de Rafael para acabar la comisión de decorar con frescos estas salas.
Este fresco muestra la batalla del Puente Milvio, ocurrida el 28 de octubre de 312 entre los emperadores romanos Constantino I y Majencio. Constantino ganó la batalla, y atribuyó su victoria al Dios de los cristianos. Se trataba de aludir, pues, a la victoria del Cristianismo frente al Paganismo. Este hecho viene representado por los ángeles triunfantes que ocupan el centro de la parte superior de la composición.
Se representa a los ejércitos luchando en primer plano, en una confusa amalgama de cuerpos que no se ven totalmente; hay guerreros luchando a pie, otros a caballo. En la parte de la derecha, se representa el río Tíber, con el puente Milvio sobre él. En las aguas y sobre el puente, también aparecen personajes luchando. En el segundo, el paisaje del norte de Roma, donde tuvo lugar la batalla. Se ve, a la izquierda, el monte Mario, con la Villa Madama en construcción. La Villa Madama, aunque incompleta, fue una de las más famosas e imitadas villas y jardines aterrazados del Alto Renacimiento. Su construcción fue ordenada por el entonces cardenal Julio de Médici, primo de León X y el proyecto es obra de Rafael.
Toda la escena está enmarcada, a modo de trampantojo, como si fuera un tapiz, recurso ilusionista empleado en los principales frescos de esta Sala de Constantino. En el exterior del mismo aparecen dos figuras femeninas, una a cada lado: RELIGIO (religión) a la izquierda y IVSTITIA (justicia) a la derecha. La de la izquierda aparece sentada, sosteniendo en las manos dos tablas, una en latín y otra en hebreo.
La gama cromática utilizada en este fresco es más bien limitada y apagada, sensación que se refuerza por la práctica ausencia de luz.
La batalla de Constantino contra Majencio en la Estancia de Constantino. A la derecha se puede ver la representación de la Justicia.

Otra futura batalla: La batalla del Puente Milvio: entre Majencio y Constantino en las afueras de Roma

Un nuevo proyecto:La batalla de Lepanto


Llevo tiempo rumiando la idea de representar la batalla de Lepanto con el sistema de command and colors, aqui he probado un prototipo de galera turca, llena de jenizaros. La galera no guarda escala con las figuras de 1/72, es más bien una barca de pesca, pero para dar realismo a la batalla los barcos no pueden ser muy grandes para que pueda participar un numero aceptable de ellos.

Articulo sobre la batalla de rafia.

http://www.satrapa1.com/articulos/antiguedad/Raphia/labatalladeRaphia.htm

Muy interesante .

Crónica de la Batalla de Rafia.

Fran jugó como Ptolomeo y Curro como Antioco.

Los dos ejercitos se observan mutuamente, en principio parecen equilibrados, quizas el ejercito ptolomeico tenga más unidades pesadas en el centro, pero ambos ejercitos herederos de los macedónicos de alejandro, disponen de hoplitas y elefantes.


Vista del flanco derecho del ejercito seleúcida, frente a él, el despliegue del ejercito egipcio.

Vista del flanco izquierdo seleucida y frente a él el flanco derecho egipcio.

Despliegue de ambos ejercitos, justo antes del comienzo de la batalla.

El ejercito seleucida inicia las hostilidades con un avance de su flanco derecho.

Vista del flanco izquierdo seleucida.


El ejercito ptolomeico responde haciendo avanzar a su flanco derecho.


Con este avance comienza el intercambio de proyectiles, el blanco de los seleúcidas son los elefantes egipcios.

Los seleucidas dejando a la espectativa a su flanco izquierdo ante el avance egipcio, siguen avanzando en su flanco derecho.


Mientras los combates cuerpo a cuerpo con el empleo de los elefantes comienzan en el flanco derecho egipcio.




Los combates se suceden en este flanco donde los egipcios parecen llevar la iniciativa

Con la perdida de algunas unidades ligeras, los seleúcidas mandan a las mejores tropas de su flanco izquierdo a la batalla, por primera vez asistimos a un combate entre elefantes.


Las unidades de elefantes egipcias caen en la batalla pero la unidad de caballería pesada acompañada por su general, será determinante.

También comienzan los combates cuerpo a cuerpo en el flanco izquierdo egipcio y los elefantes también entran en la lucha.

En los combates los elefantes egipcios parecen no estar a la altura de los seleúcidas, pero la caballería ligera egipcia diezma y hace huir a la infantería con la que se enfrenta.

Mientras en el flanco derecho ptolomeico la caballería pesada egipcia se impone a la caballería media seleucida que tiene que retirarse.

Mientras en el flanco izquierdo la caballeria pesada seleúcida se lanza contra el resto de elefantes egipcios y la caballería ligera intentando contrarrestar el resultado del otro flanco.

Los egipcios decretan un avance general en su flanco derecho intentando decidir su suerte. El objetivo las unidades mermadas seleúcidas, principalmente los elefantes.

En los combates los egipcios eliminan a los elefantes seleúcidas y diezman a la infanteria ligera que les apoyaba.

los egipcios insisten en ese flanco, eliminan a la unidad de infantería, hacen huir a la caballería media y separan a la unidad superviviente de infantería ligera de la linea de mando seleúcida.


los seleucidas intentan contratacar en este flanco movilizando a unidades de su centro.

En el flanco derecho seleúcida las cosas les va mejor, han hecho retroceder a la unidad de caballería ligera y han hecho retirarse a los elefantes que se les enfrentaban con graves perdidas.

Mientras los combates se suceden en el flanco derecho egipcio donde la caballería pesada se muestra determinante.

la caballería limpia de enemigos el flanco izquierdo seleúcida que prácticamente ha desaparecido.

Concentrando los proyectiles sobre los elefantes los egipcios del flanco izquierdo consiguen diezmar a la unidad de elefantes.

Decidida la suerte del flanco izquierdo seleúcida intenta su Rey compensar las cosas con la victoria de este flanco.

El enfrentamiento es brutal con un nuevo choque de los restos de elefantes de ambos ejercitos.

Antioco hace avanzar también a los hoplitas de su centro, intentando cambiar la suerte de la batalla.


Los elefantes egipcios caen en los combates.

Ptolomeo avanza con los hoplitas y la infantería media de su centro intentando contrarestar el movimiento de su adversario, mientras concentra a sus arqueros sobre la diezmada unidad de elefantes seleúcida.


Los arqueros egipcios consiguen eliminar a los elefantes selecidas y los hoplitas e infantería pesada acomenten contra la unidad de caballería seleúcida. Ocho estandartes de victoria, es suficiente, el resto de ejercito seleúcida se da a la fuga, la batalla ha terminado.